martes, 18 de agosto de 2009

posludio

porque de pronto estuve en una sala de espera,
conteos, gamas de colores, pigmentación de epidermis oscura y hermosa.

y es que, sabiendo todo lo que sé que sos,
empaques, sellos, solapas, hilos tuyos, sí se desparramó un asombro y me dejé partir en tres

una de esas se quedó en casa esquinera con ventanitas de madera, cuatro de la mañana y nada importaba.
otra se quedó en la acera de aquella maqueta donde vivís, contando olores de tuberías, ruidos domésticos.
la tercera y última, sabe que para amar uno se parte y rompe cada fósil del alma en catarsis.

suturas, bendiciones, poquitos de pelo, malformaciones bienvenidas y luego, sin duda alguna, luz.
hoy, sabiendo todo lo que sé que sos, una mano que no sé si mía reverencia haberte visto para dejarnos.
declaro, sin duda, tu camino abierto y listo para pasos, planetas, giros, maletas y legados.

yo no tengo idiomas o estructuras, intento traducir un gracias
como cuando fluye un sueño sin estereotipos ni cansancios.
y decir: el amor después de vos no tiene frases, es hipérbole, máxima y sol.

agosto 2009